Con la llegada de los primeros fríos comienza a darse el incremento de los incendios domésticos, circunstancia ésta producida generalmente por la sobrecarga o incorrecta utilización de los elementos eléctricos, viviendas con una antigüedad superior a los 40 años y en consecuencia con instalaciones escasamente preparadas para sobrecargas eléctricas por sistemas de calefacción de elevado consumo, o la utilización de conectores múltiples (comúnmente denominados ladrones), en muchos casos provenientes de establecimientos no especializados y que no reúnen las condiciones de seguridad y resistencia requeridos.
También es frecuente la proliferación de accidentes producidos por mala combustión de elementos de ignición en viviendas de ámbito rural, o segunda vivienda, donde después de un año sin usar la estufa o la chimenea, no se realiza una limpieza adecuada de los conductos de evacuación de humos, o se utilizan estufas de gas con quemadores sucios en espacios cerrados que en muchos casos producen emanaciones de monóxido de carbono o acaban consumiendo el oxígeno de las estancias donde se encuentran ubicados.
Por todo eso pasaremos a dar unos consejos básicos:
– No utilizar braseros, ni almacenar productos inflamables próximos a estufas o focos de calor.
– No conectar más de un elemento por enchufe.
– Con estufas de gas, chimeneas, o estufas de ignición de cualquier tipo, asegurarse que el espacio está ventilado suficientemente y que estas funcionan adecuadamente.
-No manipular la instalación eléctrica del domicilio instalando magnetotérmicos de mayor resistencia, no olvidemos que la función de estos es desconectarse cuando hay sobrecarga.