Con la proximidad de las fiestas navideñas y las tradiciones que las mismas incorporan a nuestra vida cotidiana, queremos hacer especial hincapié en los actos que se celebran en la mayoría de los centros docentes españoles y en especial aquellos de carácter religioso, tales como representaciones del Belen, cenas de familias o ceremonias de distinto tipo.
Pues bien todo esto supone generalmente un cambio importante en el devenir diario de estos espacios, en cuanto a aforo e incluso en la ampliación del bien jurídico protegido al que debería hacer frente el centro.
Los centros cuentan con excelentes docentes que además en estas fiestas llevan a cabo tareas más propias de relaciones públicas, incluso de regidores de espectáculos, pero lo que no es correspondencia suya y no deben de asumir de ninguna forma, son las tareas propias de garantizar y elaborar planes de seguridad para estos actos.
No olvidemos que la mayor parte de los centros escolares, por dimensiones o por aforo, o por características de los usuarios (prácticamente todos) deben de tener implantado un Plan de Autoprotección y como mínimo en la totalidad de los centros, un Plan de Emergencia y Evacuación, no olvidando que si bien la dirección del Plan la asume el Centro, la elaboración del mismo le corresponde a empresa autorizada.
Dicho esto y suponiendo que en el mejor de los casos dispusieran de los referidos planes, cualquier actividad fuera del uso ordinario, precisaría de un anexo “especial” que contemplase la actividad a desarrollar, con sus características concretas, personal interviniente, aforo y medidas preventivas existentes. No olvidemos que en estos actos además de niños muy pequeños (inevacuables por si mismos), nos encontraremos en muchísimos casos con los abuelitos de los niños con escasa o nula capacidad motriz frente a una hipotética evacuación, estos y decenas de detalles más son los que los profesionales de la seguridad valoramos, estudiamos e implementamos de forma que el acto festivo por excelencia sea una garantía de felicidad y esparcimiento.
Salones de actos que durante el año no se utilizan o cuanto menos no se verifican correctamente, donde llegados estos días se amontonan espectadores ilusionados, en ocasiones sin respeto sobre el aforo autorizado, sin control sobre la idoneidad de los elementos decorativos utilizados respecto de su resistencia al fuego o precipitación y por supuesto sin una previa verificación del correcto funcionamiento de las vías de evacuación y los elementos de extinción.
Recordemos pues que la adopción de unas medidas básicas de autoprotección, minimizarán sensiblemente los riesgos.
FESTIVALES NAVIDEÑOS
Entrada anterior
AUTOPROTECCIÓN DOCENTE
Entrada siguiente
MUERE UN BOMBERO EN EL INCENDIO QUE ARRASÓ URÍA, OVIEDO