Nos encontramos en unas fechas, desde el punto de vista meteorológico, de situación de tránsito y de conformación de las archiconocidas en el litoral mediterráneo como “gotas frías”.
Las elevadas temperaturas que estamos viviendo, generan uno de los tres ingredientes básicos para poder cocinar la gota fría, puesto que para la conformación de este fenómeno hacen falta tres variables unidas;
1. Temperatura elevada en superficie (actualmente la temperatura del mar oscila entre 27º<>29º)
2. Aire frio en altura
3. Vientos húmedos marinos.
Con la conjunción de estos tres factores tenemos formada la gota fría, que podrá generar situaciones de emergencia cuando se dan pluviometrías entre 40litros/h o 120litros/12 horas. Con estas cantidades la asunción del agua por las redes públicas se hace difícil, máximo cuando no hay un correcto mantenimiento del sistema de alcantarillado y las limpiezas periódicas no lo son todo lo que debieran.
Imbornales sucios, colectores en mal estado, estaciones de impulsión que no funcionan, pueden dar como resultado graves inundaciones y cuanto menos importantes daños materiales. Igualmente es sumamente importante una limpieza extraordinaria de las cuencas de los ríos y barrancos para que en caso de avenida no produzcan un arrastre de vegetación que pueda producir el taponamiento de los puentes y acueductos.
Además de las medidas preventivas, es fundamental que los ayuntamientos cuenten con un plan actualizado de “Emergencias frente al riesgo de inundaciones”, y que dicho plan sea eficaz y eficiente y que no deje nada a la improvisación, por ello es necesario auditarlo periódicamente y formar al personal técnico y operativo en el desarrollo del mismo. Un plan que funcione minimiza los riesgos y sobre todo garantiza la trasmisión de la situación de alerta y la vuelta a la normalidad en el menor tiempo posible. No cabe por parte de las administraciones locales derivar responsabilidades a administraciones supraterritoriales, puesto que la elaboración del plan local es una competencia plena.
En otro orden de cosas, significar la importancia que puede tener la sequía de cara a la impermeabilización del terreno y en consecuencia la difícil absorción al freático de las precipitaciones, y las consiguientes escorrentías y a arrastres. Puesto que debemos diferenciar entre inundación y avenida, siendo la primera de ellas la que se produce por una pluviometría elevada generalmente sobre una cota del terreno de escaso perfil o en desembocaduras y la avenida, a menudo más peligrosa, que se da cuando las lluvias intensas se producen aguas arriba y las diferencias de cota y los residuos de los caudales forman corrientes con elevado caudal, si bien finalmente una cosa lleva a la otra.
También es fundamental el respeto a los planes territoriales que realizan estudios de vulnerabilidad de las zonas a la hora de edificar (PATRICOVA en la Comunidad Valenciana) y dentro de éstos atender a los llamados periodos de retorno, que cada ciertos años , 50, 100, 500, devuelven la inundación a determinadas zonas, generalmente reconstruidas sobre ramblas y caudales secos.