Internet es una parte más de nuestra vida. Un caso de ciberbullying puede ser simplemente la extensión en Internet de una situación de acoso cara a cara, aunque también puede transcurrir enteramente a través de Internet.
En cualquier caso, las motivaciones pueden ser varias:
– La falsa creencia de que es una broma sin importancia. El ciberacoso puede tener repercusiones muy serias, no son cosas de críos, no es gracioso.
– El deseo de venganza ante un conflicto previo, o por la enemistad entre dos personas. La falta de habilidades sociales hace que no sepan gestionar adecuadamente la situación, no pasen página y busquen dañar a la otra persona.
– La falta de autoestima del acosador, quien trata de ocultarlo mostrando su fuerza para humillar a otras personas y parecer superior.
– La presión del grupo de iguales y el interés por proteger o mejorar su estatus social.
Por lo tanto, cualquiera puede ser el elegido como víctima en un caso de ciberacoso, aunque hay una serie de características más frecuentes: ser diferente (ya sea por origen, cultura, orientación sexual, aspecto físico, gustos y aficiones, comportamiento, etc.), tener baja autoestima, inseguridad y habilidades sociales poco desarrolladas (pues dificulta la relación con los demás, la respuesta a conflictos, la defensa de sus derechos) y contar con un reducido círculo de amigos (menor red de apoyo y protección).